Personajes
Angélica Soleto de Buganem
Angélica, nuestra primera odontóloga, la que estuvo a cargo de nuestra salud bucal desde los años 60. También fue la primera profesora de Educación Física allá por 1962, en el secundario local.
Una persona querida por todos nosotros por su amabilidad, su profesionalismo, por la entrega absoluta a su profesión. Nació en un pueblo de la provincia de Buenos Aires: General Arenales.
Allí cursó la educación primaria y secundaria. Después como no había universidades, se fue a Buenos Aires. Allí tenía una hermana casada con la cual vivió para estudiar odontología.
angélica
Historia…
Mi intención primaria no fue la odontología, pero en esa época teníamos médicos de familia y él me aconsejó: que no estudie medicina, mejor que estudie Odontología, decía que era más o menos relacionado, pero que era más “suave” cosa que estuvo muy equivocado el médico porque es mucho más difícil odontología que medicina, porque odontología a pesar de ser tan específico igual hay que estudiar de todo. Lo primero que hacemos es conocer medicina general. Yo tenía la suerte de tener una amiga que trabajaba en el hospital, era cirujana y los sábados cuando yo tenía libre en la facultad, pasaba con ella y aprendía mucho. Lo de la parte anatómica del paciente.
Después al comenzar a estudiar sí me entusiasmé con la odontología. Nunca se me ocurrió cambiar. Ya recibida, me estuve especializando en los hospitales, en el Instituto Nacional de Odontología. Estuve como seis meses especializándome. Si bien estudié en la Facultad de Odontología de Buenos Aires, que era en ese entonces la mejor en odontología que había, las extracciones eran las mínimas indispensables porque todos le escapábamos, porque era lo más difícil. Entonces claro, enfrentarte con esto sola era más difícil.

Por eso necesitaba especializarme mucho más y venir más preparada. Y así fue que a través de gente que teníamos que estaba relacionada con el ferrocarril (en ese entonces el ferrocarril era muy importante y era el medio de transporte. Aparte, mis padrinos eran odontólogos y trabajaban en el ferrocarril como médicos. Entonces me consiguieron el trabajo, me propusieron para que no me quedara en Buenos Aires porque Buenos Aires había un odontólogo al lado del otro, entonces yo necesitaba trabajar. Mis padres fallecieron cuando yo era muy chiquita pero antes de recibirme, mi mamá ya me había dejado comprado todo el equipo para comenzar a trabajar. Me propusieron tres lugares para poder instalarme en Santa Fe, después fue en San Antonio y después Ingeniero Jacobacci, así que nos vinimos con una amiga que habíamos estudiado juntas y me dice: yo me voy con vos, pero me voy a El Bolsón.
Y yo me dije: está cerca de Bariloche. Así llegué a Ingeniero Jacobacci. Justo había caído cenizas de un volcán en Chile. Después fui a Bariloche a conocer. Me ubiqué bien porque trabajaba mucho, no había odontólogos especializados, entonces atendía en toda la línea, tenía mucho trabajo y tuve la suerte de que en el hospital tampoco había odontólogos porque solo había un médico, la secretaria y cuatro enfermeras. Así que el puesto de odontología estaba en descubierto, lo tomé y para mí fue un éxito importante venir con dos puestos acá. Me instalé y siempre digo que me parece que heredé los genes de mis padres. Eran españoles y primero se vino mi papá y mi mamá se quedó en España cuando mi papá se ubicó en la Argentina. Al año vino mi mamá y yo digo de ahí me salió a mí, ser tan aventurera y venirme sola a Jacobacci.

Mostrándonos una foto, nos solicita que la compartamos. “estoy tan orgullosa de tener unos padres tan lindos, viste que lindos que son?”
Fue muy intenso el trabajo que tenía. A lo mejor terminaba el día en el consultorio y como no había médicos de guardia en el hospital, las guardias también las hacía. Estaba muy absorbida por las actividades, entonces no me daba cuenta en el lugar donde vivía (porque siempre hubo viento, porque siempre hubo mal tiempo y yo ni me enteraba).
¿Cómo era ser odontóloga en esa época? Por ejemplo, ¿los insumos, como se conseguían?
Como yo tenía contacto con mis parientes en Buenos Aires, ellos me los proveían de Buenos Aires y después, cuando ya hubo en Bariloche, también desde ahí. Después me hice socia del Colegio de Odontólogos y de la Federación Odontológica y entonces a través de ellos conseguía también los instrumentos e insumos. La odontología de esa época era económica, ahora han cambiado los precios y materiales.
Contándonos un poco de su vida familiar…
Conocí a David. Nos conocimos en Buenos Aires porque yo como extrañaba mi familia, entonces de vez en cuando me iba a Buenos Aires y ahí nos conocimos. después formamos un matrimonio. Al año nació Fabián. Mi vida continuó siempre trabajando hasta que, en el tiempo de la pandemia, cerré el consultorio porque era peligroso. Y después, cuando ya se normalizó todo, me acostumbré a tener las tardes libres. Como ya había trabajado tanto tiempo y no sabía lo que era tener una tarde libre, en la época de la pandemia como no trabajaba en el consultorio, eran todas las tardes solo para mí y qué feliz era. Todo tiene su tiempo y decidí cerrar el consultorio.
Así que vino un señor que había instalado el consultorio en el hospital y le digo: “mientras tenga el consultorio me va a dar lástima de la gente porque siempre venían y me pedían que los atendiera y cedía.” Lo desarmó y se lo llevaron. Por más de 60 años estuve trabajando así que era tiempo de terminar. Tuve un hogar muy feliz. Fabián, por ejemplo, cuando era chiquito, teníamos hasta tres personas que me ayudaban. Mi suegra también siempre me dio una mano, ellos fueron muy buenos conmigo. David también se lo llevaba al negocio y lo atendía cuando yo tenía mucho trabajo. Y una de las personas que siempre recuerdo y con mucho cariño y que después me enteré de que Fabián le puso Nashira a su segunda hija por Nashira Nasif, porque lo querían mucho y a las tardes lo llevaban a jugar, lo entretenían, me ayudaban mucho también.
Así fue mi vida acá, siempre contenta y con mucho trabajo. Hasta que llegaron los golpes más duros, primero se enfermó David y no resistió. Después de varios años, me tocó el dolor más grande, cuando partió mi hijo de este mundo. Al día de hoy me duele mucho la falta de él, está siempre en mi corazón…
Y así les contamos un poco de otra persona que apuntó a Jacobacci y lo adoptó como “su lugar” y nosotros la sentimos nuestra.